Este modismo se usa cuando pretendemos dar ocasión o motivo a alguien para que actúe o exprese una posición. También se utiliza en el ámbito teatral cuando decimos al actor con el que compartimos escena la frase o palabra que le da entrada, a continuación de la cual debe intervenir.
Su origen surgió de una situación bélica. En la Edad media eran frecuentes los combates entre caballeros que llevaban armadura sobre una montura, armados con grandes lanzas o espadas. Entre los jinetes que peleaban en el campo de batalla era costumbre ayudar a un compañero herido para que se subiera en cabalgadura, poniendo las manos trabadas para que el otro ponga el pie y pueda montar el caballo y así alejarlo del peligro.
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