Utilizamos esta expresión para referirnos a una persona que es cabezota, testaruda, tozuda, terca, obstinada, intransigente y que no atiende a razones.. Aunque otra acepción que usamos también es la de la persona que es ruda para aprender algo o torpe para comprender cosas. Curiosamente antes su significado era diferente, ya que era un elogio a la sensatez, inteligencia y la cordura.
Su origen proviene de una metáfora. La mollera es la parte más alta del casco de la cabeza junto a la comisura coronal En los bebés es muy blanda y sensible (debido a la “fontanela”, espacio membranoso del cráneo que durante los primeros meses de vida está sin soldar), pero se endurece conforme el niño va creciendo. Así, las personas mayores ya tienen cerrada la mollera. Lo cual explica por qué, antiguamente, el dicho “duro de mollera” equivalía a ser sesudo y tener sensatez y cordura.
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