Esta locución significa que alguien ha experimentado una sorpresa tan grande ante una determinada situación, que queda impactado o asombrado, sin poder reaccionar inmediatamente y sin poder moverse de la impresión. Refleja una reacción intensa y sorpresiva frente a algo inesperado.
Esta expresión tiene su origen en la mitología griega. Medusa (una de las tres gorgonas) tenía serpientes vivas por cabello y poseía el poder de convertir en estatua de piedra a quien la mirara a los ojos. Medusa perdió su vida cuando Perseo utilizó su bruñido escudo de bronce como espejo, logrando que ella misma se convirtiese en piedra al contemplar su propio reflejo en el escudo.
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