Esta locución se usa cuando nos desilusionamos al tener ciertas esperanzas puestas en algo y éstas se diluyen de manera repentina, quedando en nada y abocando a un desenlace que nos causa una gran decepción, ya que aunque las expectativas eran buenas finalmente no ha salido como esperábamos.
Respecto al origen de la expresión hay que indicar que la borraja es una planta silvestre a la que se le atribuía cierta capacidad de dejar embarazada a una mujer simplemente con el hecho de pisarla o beber el caldo tras su cocción, de manera que cuando tras la ingesta del líquido esto no ocurría, se decía que había “quedado en agua de borrajas” disipándose por tanto las esperanzas y expectativas de maternidad. Aunque la expresión está popularizada con la palabra borrajas, lo cierto es que en su origen se utilizaba la palabra cerrajas, una especie de lechuga salvaje que también se hervía para consumir, quedando un caldo posteriormente que no tenía ningún nutriente, sabor o valor alimenticio, llamándosele “agua de cerrajas” La cerraja es una planta que se usaba como remedio para diversos tratamientos, como el apetito o los problemas hepáticos. Cuando se realizaba una infusión con esta planta no tenía sabor alguno y la expresión entonces utilizada era agua de cerrajas, porque nos quedábamos igual, decepcionados o algo que realmente no esperábamos tras haber depositado las expectativas en ello. Se hizo popular la palabra borraja debido a que era mucho más conocida que la primera, y en parte, por la similitud de sonidos a la hora de pronunciarlas. La corrupción de la expresión, según los estudiosos, se dio cuando ésta pasó de ser utilizada de los ambientes rurales a las poblaciones más grandes e importantes, siendo prácticamente desconocida allí la cerraja y mucho más común la borraja, por lo que se adoptó este término para aplicárselo a la frase.
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