Esta locución adverbial significa realizar alguna cosa cumpliendo las normas o reglas al 100%, de la manera más estricta, precisa, rigurosa o escrupulosamente posible, es decir sin hacer trampas. Y, además, obliga a hacerlo a toda costa, cueste lo que cueste, pese a los riesgos o dificultades.
Si nos fijamos la locución está compuesta por la unión de los términos "raja" y "tabla" ("a raja tabla" era el modo original de decirlo) y para encontrar de dónde surge debemos fijarnos en las láminas o planchas (tablas) de madera que se extraían del tronco de un árbol y en las que se podía apreciar una serie de vetas (rajas) que llevan una misma dirección que la grieta principal (siguiendo el mismo camino).
Hay que recordar que muchas de las leyes y normas de la antigüedad eran escritas en una tabla y ésta era colgada o exhibida en un lugar público para el estricto cumplimiento de la población. Se debía cumplir escrupulosa y obligatoriamente aquel dictamen siguiéndolo al pie de la letra, al igual que las rajas (vetas) se abrían paso en la tabla.
Hay quien sostiene que, probablemente, provenga o haga referencia a las tablas que portaba Moisés con los Diez Mandamientos, los cuales debían de ser seguidos y cumplidos rigurosamente, pero, evidentemente no tenemos pruebas documentales de ello.
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