Este dicho se utiliza como sinónimo de reprimenda, se usa para indicar que alguien va a recibir una bronca o le van a regañar por algo que ha hecho mal y, normalmente, con tanta razón que la persona regañada no tiene argumentos para defenderse ante las acusaciones y reconoce la culpa. También se usa en el sentido de decirle a alguien las verdades a la cara, cuando exponemos cruda y sinceramente la opinión negativa que tenemos de esa persona. También puede usarse como amenaza.
Su origen proviene del tradicional juego de cartas conocido como el tute, a pesar de que procede del juego italiano tutto, como una herencia de cuando este juego fue importado desde aquel país. Este juego consiste en tratar de ganar los mayores puntos posibles. Hay 4 palos (oros, copas, espadas o bastos) y uno de ellos es el que manda. La combinación del rey y el caballo del palo que pinta da la posibilidad al jugador que las tenga de cantar las cuarenta que significa obtener cuarenta puntos. Con ello dispone de más posibilidades de ganar porque con el cante mejora su puntuación y puede tener la partida en la mano. Pero además, quien canta las cuarenta suele hacerlo resueltamente, con fuerza y a veces golpeando el tapete con energía para demostrar el poder y control que ejerce sobre la partida. Por ello, mientras se está jugando, los participantes bromean con la expresión de “te voy a cantar las cuarenta” para intimidar al resto de jugadores.
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