Esta expresión la usamos para señalar que una situación ha dado un vuelco o ha sufrido un cambio radical. Es decir, que se han invertido los papeles o se ha dado un giro de 180 grados en una situación.
Esta locución tiene su origen en las labores agrícolas. Las tornas son unas compuertas pequeñas de madera, metal o piedra que se abren o cierran y que provocan que el agua que riega la tierra, a través de los surcos, cambie de dirección en función de los intereses agrícolas. Al cambiar (abrir y/o cerrar) las tornas el agua llega a la parte de la tierra que nos interesa.
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