Con esta locución proverbial se quiere dar a entender que a la tercera tentativa se suele alcanzar el fin deseado. Empleamos esta frase cuando no se consigue realizar una cosa al primer intento sino tras repetirlos con mayor ahínco, por tanto hace referencia a la constancia y la perseverancia. La usamos para persuadir a alguien de seguir adelante y volver a intentar, tras fallar en varios esfuerzos es un refrán relacionado con los valores del esfuerzo
El origen del dicho no está muy claro. Para algunos expertos, se encuentra en el derecho penal de los siglos XVI y XVII, en que se imponía la pena de muerte al ter furtum, o sea, al tercer hurto.
Sin embargo, otros apuntan a que esta frase proverbial se ha tomado de "la lucha (cuerpo a cuerpo) que va a 3 caídas, y de la sortija y justa, que va a 3 carreras o lanzas el premio".
Una tercera hipótesis indica otro origen: "En la milicia romana había los soldados llamados pilati o velites, armados a la ligera, y eran los del ínfimo pueblo y los bisoños, y éstos iban en la fila primera; en la segunda iban los que llamaban piqueros, bastati, y excedían en valor y mérito a los primeros; y en la tercera fila iban los que llamaban triarios, y eran los más valerosos, veteranos, y que sostenían a las dos filas precedentes, y de aquí vino el adagio de decir cuando se echaba el último esfuerzo: Ad triarios ventum est, que en castellano decimos: A las tres va la vencida o se echa el resto".
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