Se puede hablar a medias tintas o hacer algo con medias tintas. En ambos casos se estará expresando superficialidad, ambigüedad o una manera vaga de decir o de hacer. Usamos esta expresión para definir cuando algo o alguien tiene poca claridad, deja espacio a la ambigüedad y da rodeos en su exposición.
Existen dos teorías sobre su origen. Una de ellas hace referencia a la época en la que la escritura se realizaba con una pluma que había que mojar en un tintero. Los escribanos profesionales ofrecían sus servicios para escribir las cartas o manuscritos de otras personas y, para que les saliera más rentable el negocio, lo que hacían era utilizar una tinta de mala calidad que, además, solía estar rebajada con algo de agua. De ese modo cundía para más horas de escritura. El problema estaba en que, con el paso del tiempo, esa tinta se borraba o quedaba borrosa dificultando así la lectura. El resultado final era una poca claridad en la comprensión e interpretación de dichos escritos.
La segunda teoría sostiene que tiene su origen en la pintura. En el mundo artístico se conoce como la técnica de "medias tintas" o "media tinta" (mezzotinta) que fue muy utilizada a partir del siglo XVII y se empleaba para representar los claroscuros y matices. Se trata de conseguir la coloración intermedia entre las zonas de un lienzo que están muy iluminadas y aquellas que están muy oscuras. Esta técnica no se utiliza para definir las siluetas, sino más bien para matizarlas, dando como resultado esta expresión que ha llegado hasta nuestros días.
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