Su significado tiene que ver la acción de rechazo a una persona que previamente se ha insinuado amorosamente a quien la realiza. Si te dan calabazas es que alguien que te gusta te ha rechazado.
Esta expresión origen tiene su origen en la Antigua Grecia. La calabaza era una hortaliza a la que se le atribuían propiedades antiafrodisíacas, y su ingesta estaba destinada a evitar el contacto carnal entre seres humanos. Y durante la Edad Media algunos clérigos católicos llegaron a recomendar el consumo de pepitas de calabaza durante sus homilías para alejar los pensamientos impuros.
También hay otras versiones que cuentan que en las zonas rurales valencianas, las calabazas eran un símbolo entre familias para declinar la pedida de mano de un pretendiente: en el caso de que la respuesta del cabeza de familia fuera negativa, y para evitar un momento incómodo, en vez de decírselo directamente, se le daba de comer un plato cocinado a base de calabaza.
Por extensión, también a los suspensos de las asignaturas se les denominaba calabazas.
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