Esta expresión (también con el verbo meter) la utilizamos con diferentes significados. Uno de ellos, para referirse al acto de recriminar, regañar o provocar a alguien. Otro de ellos, para que alguien haga algo, se dé prisa o lo termine. Otro se usa para hacer referencia al hecho de dar/meter intensidad o velocidad (por ejemplo al coche) y también como sinónimo de subir el volumen. Y por último, otro como alusión a un castigo físico con el hecho de golpear a alguien fuertemente y sin miramientos o dar una paliza.
Esta última acepción es la que dio origen a la locución, debido a que antiguamente se utilizaban unas fustas o varas realizadas con las ramas de la planta conocida como “cañaheja”, que servían para azotar al ganado o caballerías para que avivasen el paso o no se salieran del camino. Pero también eran usadas por algunas personas a la hora de querer infligir un castigo físico a alguien (ya fuese para azotar con ella en la espalda, nalgas o palma de mano). Finalmente hay quien sostiene que la expresión ‘dar caña’ (en el sentido de meter intensidad o velocidad) proviene de una de las partes que hay en la parte posterior de algunas lanchas o pequeños barcos a motor (con la que se maneja el timón) y que es denominada “caña”, la cual sirve para dirigir dicha embarcación, aunque la mayoría de los expertos la descarta y apuntan a la mencionada “cañaheja” como origen.
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