Este refrán significa que quien hace daño a alguien o habla mal de él, suele recibir el mismo trato. Se emplea para advertir a quien ha hecho alguna faena que seguramente recibirá la réplica correspondiente. En otras palabras, si hacemos algo malo deberemos estar dispuesto a recibir lo mismo, es decir, que toda acción tiene su consecuencia.
Aunque no se conoce con exactitud el origen de esta expresión popular, en el libro de Don Quijote de Cervantes ya se menciona. Después de que el Caballero de la Blanca Luna derribase a Don Quijote de su caballo Rocinante en justa lid, dice Sancho Panza dice: “Señor mío, alce vuestra merced la cabeza y alégrese, si puede, y dé gracias al cielo que, ya que le derribó en la tierra, no salió con alguna costilla quebrada; y pues sabe que donde las dan las toman y que no siempre hay tocinos donde hay estacas, dé una higa al médico, pues no le ha menester para que le cure en esta enfermedad, volvámonos a nuestra casa y dejémonos de andar buscando aventuras por tierras y lugares que no sabemos”.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada