Esta expresión se usa para decir que se está repitiendo una situación que no cambia, que no se aporta nada nuevo, que todo sigue igual, que se sigue dando vueltas sobre el mismo tema con la repetición de los mismos argumentos y propuestas. También se usa para expresar que una acción negativa se repite, que alguna desgracia o calamidad se ha vuelto cotidiana o habitual o que a una situación problemática se le suman más problemas.
El origen de esta expresión tiene que ver con la lluvia. Cuando llueve de una forma no cuantiosa, sobre todo tras un tiempo de sequía, la tierra tarda en empaparse. Pero si llueve, aunque sea poco, y la tierra está ya empapada, es decir si llueve sobre mojado, la lluvia ya no es tan efectiva, porque el suelo ya está lleno de agua y no aporta ningún efecto beneficioso. Muy al contrario, puede provocar desastres que signifiquen un empeoramiento de la situación y pueda causar catástrofes. Po tanto, el uso que se hace de esta expresión es metafórico.
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