Esta expresión se usa cuando hacemos un trabajo sin obtener ganancia alguna, porque los gastos se equiparan con los beneficios, por lo que ni se gana ni se pierde o el beneficio es tan mínimo que prácticamente no percibimos nada, solo para cubrir los gastos.
Respecto a su origen, existe constancia de su uso hace varios siglos atrás; de hecho, el lexicógrafo Gonzalo Correas lo incluyó en su obra ‘Vocabulario de refranes y frases proverbiales’, publicado en 1627. Algunos indican que podría haberse originado en la antigua costumbre de retribuir al servicio doméstico (criados, sirvientes…) ofreciéndoles manutención y un lugar donde dormir, sin percibir estos compensación económica alguna por los trabajos desempeñados. También hay quien señala que, posiblemente, tenga que ver con la forma de pagar a los criados que servían las mesas, es decir, permitiéndoles participar del banquete, bien en la cocina, bien comiendo los restos del mismo.
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