MANO DE SANTO

Esta expresión se utiliza para referirse a algo que tiene un efecto casi milagroso o un gran poder curativo que sirve para curar una enfermedad o dolencia o cuanto menos que tiene sobre ella un efecto beneficioso y que consigue del todo o prontamente su efecto. También cuando constituye un remedio o una solución muy buena, rápida y efectiva para cualquier tipo de problema e incluso se dice de ciertas personas cuando son hábiles o expertas con sus manos para curar dolencias o solucionar cualquier problema.

Su origen lo encontramos en la antiquísima superstición por la cual se tenía el convencimiento de que una reliquia perteneciente a una parte del cuerpo de una persona que había sido santificada y/o era venerada tenía poderes curativos y aportaba buena suerte o protección solo por el hecho de tocarla o tenerla cerca. Numerosos son los casos de cuerpos de santos y santas que han sido desmembrados y repartidas las diferentes piezas por diferentes iglesias, conventos o particulares que pagaban auténticas fortunas por el hecho de poseer uno de esos miembros. De todas ellas, las manos eran las más veneradas y de las que se creía que aportaban una mayor protección, curación y suerte. No obstante, no hace falta que sea una mano u otra parte del cuerpo porque, actualmente, son muchas las personas que acuden a besar manos o pies de algún santo o santa cuya imagen está completa.