Este dicho se suele utilizar para describir a aquellos individuos poco deseables en la sociedad que representan una mala influencia sobre un grupo y que son culpables de corromper e incitar a delinquir a otras personas. En una empresa designan a quienes ejercen una influencia negativa en sus colegas, lo que afecta el clima general de la misma, y, a su vez, se produce una disminución en la productividad y en la moral del conjunto. El dicho completo sería: “Una manzana podrida echa a perder el cesto”. Lo que sugiere que la negatividad no es un incidente aislado.
Su origen es literal, ya que una manzana demasiado madura, mohosa o podrida sí puede estropear el resto. Como si de una enfermedad contagiosa se tratara, cuando metemos en un frutero una manzana que empieza a pudrirse comienzan a hacerlo las demás frutas que están más cerca de ella y por efecto dominó terminan todas echadas a perder. La culpa es del gas etileno que desprende la manzana mala. El etileno es una hormona vegetal que liberan los frutos durante su proceso de maduración y que a la vez lo acelera. Las piezas de fruta más maduras emiten más etileno que las verdes, lo que provoca que haya una concentración excesiva del gas y que toda la fruta a su alrededor madure también. Por eso, cuando hay una manzana demasiado madura o en proceso de putrefacción en el frutero, hay que sacarla para evitar que las demás aceleren su proceso de maduración y las madure más rápido de lo deseado y, en consecuencia, se pudran mucho antes de lo que les correspondería.
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