Esta expresión la usamos cuando alguien comete un error o dice algo inoportuno, se equivoca, falla, se confunde o comete una torpeza inoportuna. Es decir, cuando erramos de forma burda o cometemos una indiscreción o un desacierto.
Respecto a su origen hay varias teorías. La primera de ellas está relacionada con el mundo de la caza y su origen tiene que ver con el momento en el que un animal mete la pata en una trampa colocada por un cazador y queda atrapado. Así pues, el animal que se encuentra en esta situación comete un gran fallo, pues está sentenciado a morir. Otra teoría, un tanto pintoresca, apuntaría a una supuesta prohibición por parte de Yahveh a Noé de meter a la hembra del pato en el arca por no considerarla digna de salvarse. Noé habría hecho caso omiso a dicha prohibición y cuando Yahveh lo descubrió le dijo que no se molestara en negarlo pues sabía que había “metido la pata”. Por último, otros señalan que la expresión tiene como referencia al mismísimo demonio. En muchas las localidades españolas se utilizaba la palabra "Pateta" para referirse al diablo. De hecho había otro dicho muy utilizado antiguamente, y hoy prácticamente en desuso, que era “Mentar a Pateta” (nombrar al diablo), lo cual ha llevado a algunos expertos a señalar que muy probablemente se trate de la misma expresión que, después de sufrir una lógica transformación ha cambiado el original “mentar” por “meter” y a “Pateta” por “pata”. Siguiendo esta línea podemos decir que cuando “metemos la pata” en algo (o sea, cometemos una torpeza inoportuna) ésta no es más que una travesura realizada por el mismo diablo, quien se está inmiscuyendo en nuestros asuntos.
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