Esta expresión significa incitar a la pelea de manera explícita y generalmente, en público, a sabiendas de que una negativa de parte del otro sería considerada un acto de cobardía. Esta acción se usa para humillar al que se provoca, equivale a escupirlo, un acto del que se espera algún tipo de respuesta. También se usa para insultar o molestar a una persona tratando de discutir con ella.
Su origen procede de la antigua costumbre entre chicos y jóvenes mojarse un dedo de la mano con saliva y tocar con él la oreja del otro, lo que era señal de desafío a pelear. Aunque también se usaba para expresar la victoria del ganador sobre el perdedor. Algunos señalan que en realidad esta acción era una parodia sacrílega del antiguo ritual del bautismo en el culto católico. En él, el sacerdote moja su dedo pulgar con saliva y toca la oreja del bautizado mientras pronuncia la palabra “Epheta”, que en hebreo significa “¡Ábrete!”, ordenando simbólicamente a los oídos del catecúmeno que se abriesen para oír las verdades de la religión.
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