Esta expresión hace referencia a aquellas situaciones en las que se concede mucha importancia a algo que no la tiene. Se dice cuando se hace mucha propaganda para algo insignificante, se monta un gran escándalo (o se hacen declaraciones altisonantes) pero en realidad no se hace nada efectivo. Es decir, se hace mucho ruido pero al final no se hace nada, todo es artificio. Por ejemplo cuando una persona promete muchas cosas, pero en realidad, al final, hace muy pocas. Esta expresión puede aplicarse en muchas y variadas situaciones.
Este dicho proviene de la Edad Media, aunque no está muy claro a qué se refiere exactamente. De un lado, el modo tradicional de recoger las nueces es "varear" (dar unos golpes con una vara larga) las ramas del nogal para que caigan al suelo. Esta actividad es ruidosa. Por otro lado, antiguamente se lanzaban nueces al suelo en las celebraciones (al paso de los recién casados) que al chocar contra el suelo hacían un gran estruendo, de ahí la posible relación entre el ruido y el fruto. Finalmente la explicación del origen parece ser más sencilla que lo dicho anteriormente, pues se emplea «mucho ruido» en abrir una nuez para tan poca recompensa ya que de hecho, en no pocas ocasiones podemos llevarnos una decepción al abrirlas y comprobar que la nuez es muy pequeña o está seca y, por tanto, no se puede comer.
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