NO CAERÁ ESA BREVA

Usamos esta frase para decir de algo que es bastante improbable e inalcanzable y se utiliza para señalar escepticismo o duda sobre la realización de algo que se percibe como poco probable, por lo que es una expresión bastante pesimista y se tiene la certeza de que no va a ocurrir o se tiene pocas esperanzas en que suceda. Es una manera de decir que, aunque algo sería deseable o beneficioso, es improbable que ocurra. Se utiliza cuando alguien desea que ocurra algo que considera beneficioso, le pase algo bueno o inclusive que cause un mal a otro.

Sobre el origen de esta expresión, hay que aclarar que la breva es el primer fruto que da la higuera, muy similar al higo, pero se diferencia de este por ser generalmente más grande y tener una piel más gruesa. Esta fruta se cosecha en la primera mitad del verano, mientras que el higo se recoge en la segunda mitad. Es en este contexto agrícola donde encontramos el origen de la expresión. En tiempos antiguos, las brevas, al ser un fruto más escaso que el higo, eran muy valoradas. No obstante, no todas las brevas maduran y caen del árbol, muchas de ellas simplemente no prosperan. Así, cuando alguien veía una breva en el árbol y deseaba que cayera para comérsela, pero esta no caía, se asociaba con un deseo o expectativa que no se cumplía. De ahí surge la expresión

Aunque según otras fuentes proviene de la frase “ille ficus non caduturus” (no caerá ese higo/ esa breva) de Cayo Ligurio, quien en una reunión de urgencia del Senado romano para decidir cómo organizar la defensa de la ciudad en caso de que los cartagineses decidieran asediarla, recordó al Senado la profecía de Apolo que decía que Roma no sería asediada mientras la higuera de Minerva tuviera todavía algún fruto. Efectivamente, los senadores vieron al salir del edificio que la casi seca higuera encontrada junto al altar de la diosa aún quedaba con un fruto. Cuando la posibilidad del asedio se había esfumado y los cartagineses se vieron alejados de la ciudad, la frase se comenzó a utilizar para asegurar que un evento no se producirá.