Este modismo, habitualmente, se formula negativamente y en tono recriminatorio, para señalar a una persona de cierta categoría (o eso piensa ella) que no quiere prestarse a realizar ciertas tareas porque corresponden a un estatus inferior. Con esta frase queremos indicar que una persona no perderá su estatus o reputación por hacer una tarea que puede considerarse menor ni sentirse rebajado o humillado por hacer algo que se podría considerar indigno o inferior a su clase o situación.
Esta expresión proviene del tiempo en que las personas nobles y poderosas llevaban muchos anillos en sus manos, lo que representaba un cierto nivel social. El hecho de que esas personas pudieran realizar trabajos propios de personas que estaban a su servicio podría suponer una cierta humillación y quedarían rebajados de su estatus social. En consecuencia, su excusa era, si se daba la ocasión, no hacerlos por si en su cometido se les caían los anillos lo cual sería imperdonable.
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