Esta locución la usamos para expresar que no nos encontramos demasiado bien de salud, nos sentimos mal físicamente o nos duele algo. Aunque sólo la usamos cuando el malestar que sentimos no es grave, es decir, sin llegar a estar enfermos. También se usa referida al tiempo meteorológico, cuando queremos indicar que el día está revuelto. Se utiliza siempre en sentido negativo
Esta expresión se originó en tiempos de la Santa Inquisición en los que se intentaba convertir al catolicismo a los no creyentes utilizando la tortura y el castigo físico hasta que estos dijeran que estaban de acuerdo en convertirse. Si a pesar de la tortura, los verdugos pensaban que estas personas no se mostraban totalmente convencidas de querer ser católicos, entonces decían “este aún no está muy católico” o “este está poco católico” y seguían torturándolo, hasta que el reo dijera que la religión verdadera era la católica. Evidentemente, muchos de éstos acababan con una maltrecha salud, debido a los múltiples daños que habían recibido. Rápidamente se asoció dicha expresión al estado de salud de alguien (que no de fe), siendo utilizada cuando alguna persona no se encontraba bien de salud o su bienestar físico estaba resentido. Todo lo relacionado con lo católico era automáticamente sinónimo de algo bueno, en cambio no estar católico era sinónimo de no estar en buen estado, ya sea físico o de ánimo.
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