Esta expresión la usamos cuando no podemos dormir por las noches, o somos incapaces de conciliar el sueño, bien sea por preocupaciones, malestar físico, insomnio o cualquier otra razón.
El origen de este modismo está relacionado con una costumbre medieval que se solía realizar antes de nombrar a alguien caballero y se llevaba a cabo la víspera de esa ceremonia. Los aspirantes tenían que velar armas toda la noche en el interior de una iglesia o capilla con una vela como única fuente de luz (de aquí la expresión “pasar la noche en vela”) lo que les honrarían como tales, llevando como atuendo una túnica u otra vestidura blanca que simbolizaba la pureza espiritual. Con esta práctica, se consideraba que el futuro caballero estaba preparándose física y espiritualmente para el camino de honor que estaba por empezar a transitar. El color blanco de las ropas y el hecho de que el protagonista no durmiera dio lugar a la citada expresión.
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