Esta expresión se utiliza para referirse a alguien que ha comido mucho y muy rápido hasta hartarse, que se ha dado un atracón y está muy lleno. Sobre todo la usamos cuando vemos que alguien come con mucha ansiedad.
Su origen procede de un convite que el ayuntamiento de Aznalcázar (Sevilla) dio el día del Corpus de 1940. En aquella fiesta había mucho marisco: gambas, langostinos, langostas y muchas otras cosas. Al parecer, uno de los asistentes de la fiesta (Manuel Fernández Doña), una especie de pregonero, que era conocido como “el Quico”, se pegó una hartada de gambas muy grande y se puso malísimo. Tres días anduvo desaparecido hasta que lo encontraron en el agua, bajo un puente, cerca de la choza donde vivía a las afueras del pueblo. Estaba hinchado y con 40º de fiebre, por lo que lo trasladaron a Sevilla donde fue hospitalizado. Allí murió a consecuencia de aquella comilona.
No obstante, en las hemerotecas se constata que años antes de dicha comilona ya se usaba esta expresión, por lo tanto el dicho es anterior. De hecho, el periódico ABC con fecha del 15 de julio de 1933, publicaba que hubo una huelga de hambre en la cárcel, pero como los convocantes no fueron capaces de aguantarla la depusieron enseguida, para "ponerse como el Quico". Probablemente el origen real de la expresión provenga de un cuento popular que tenía un personaje llamado Quico que era un glotón que comía mucho. Es más, hay un cuento para niños sobre el viaje de Zoquétez y Atúnez al emperador Chin-cha-te en el que sus protagonistas «se pusieron como el Quico de comer».
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada