Este modismo está prácticamente en desuso, pero no hace mucho era muy común que se les dijera a las mujeres solteras que llegaban a cierta edad sin haber encontrado novio ni contraído matrimonio porque todo indicaba que se iban a quedar solteras toda la vida al no encontrar pareja. Una expresión parecida es: “Se le va a pasar el arroz”.
El origen de esta expresión lo encontramos en la antigua costumbre de adecentar y limpiar las figuras de los santos, cristos y vírgenes y todo lo que había en la iglesia por parte de aquellas mujeres que no tenían pareja ni labores domésticas que realizar (como el cuidado y atención de un esposo e hijos), por lo que solían ocupar su tiempo libre en acudir a la iglesia, donde ayudaban al mantenimiento del lugar (sobre todo en vísperas de alguna procesión o romería en la que los vestían o cambiaban el manto que correspondía a dicha celebración). Por lo general, estas tareas las realizaban las mujeres de edad más avanzada (generalmente viudas con pocas cargas), y las que tenían cierta edad y estaban sin pareja, ya que disponían de algo más de tiempo libre para dedicarlo a estos menesteres. Es por ello que se empezó a utilizar la citada expresión para indicar que alguien se iba a quedar soltera para toda la vida, pues realmente eran las únicas que tenían tiempo para dedicar a estas labores, al estar las demás ocupadas con las tareas de la casa, crianza de hijos, etc… En una sociedad machista, donde a las mujeres se les asignaban roles específicos en el hogar y la crianza de los hijos, aquellas que estaban sin pareja y tenían tiempo para estas tareas religiosas eran consideradas las únicas que podían llevar a cabo esta labor. Al permanecer solteras su único propósito en la vida era dedicarse a tareas religiosas y servir a la iglesia.
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