Esta expresión se suele usar en dos sentidos. El primero, y más utilizado, lo usamos cuando al hablar queremos introducir un tema que no tiene nada que ver con lo que estamos diciendo y usamos este modismo como nexo de unión. Es decir, aprovechamos la frase para hablar de otro tema que no tienen nada que ver o que, incluso, es completamente contrario. También lo podemos usar para hacer referencia a la oportunidad de aprovechar las situaciones favorables que se presentan, ya que es importante actuar rápidamente y aprovecharlas y obtener, de esa manera, los mayores beneficios posibles.
Su origen podría ser que se extendiera durante el siglo XVI, época en la que Valladolid fue capital del Reino, hasta que en 1560 Felipe II trasladó la corte a Madrid. Era una forma de señalar el contraste entre el gran esplendor de la capital y la escasez del río Pisuerga.
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