Esta frase hecha es utilizada normalmente de forma negativa, y expresa que una persona no es tonta o ingenua, que no es posible engañarla y que no quiere se la trate como si fuera una inconsciente y no tuviera experiencia en la cuestión de la que sea está tratando.
Su origen tiene que ver con los niños que cuando son muy pequeños, especialmente cuando son bebés, tienen la costumbre de meterse el dedo en la boca y chuparlo. Normalmente ellos se chupan el dedo cuando les quitan el chupete pero mantienen la necesidad de chupar.
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