Es una locución verbal que se utiliza para referirse a la toma de una decisión drástica e inmediata para zanjar o resolver un asunto de forma rotunda, expeditiva, radical, definitiva, firme y efectiva sin dejar ninguna posibilidad de que vuelva a surgir y sin importar las posibles consecuencias.
Su origen es médico y lo encontramos en la Edad Media. En esa época, si un paciente tenía una herida muy profunda, la solución inmediata que encontraba el médico para que el paciente no perdiera la vida era la amputación. Debía cortar una extremidad para frenar la hemorragia y tenía que hacerlo en una parte sana del cuerpo. El médico debía amputar un pie, una mano, medio brazo o una pierna entera, pero en todos los casos tenía que “cortar por lo sano” para poner fin al problema de la infección.
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