Esta expresión significa que no resulta necesario mostrarlo o enseñarlo todo, ya que de un ejemplo, de una muestra, se puede deducir fácilmente todo lo que falta por descubrir. Con solo tratar una vez a una persona, ya sabremos en realidad cómo es. Es decir, a una persona se la conoce precisamente por sus acciones previas.
Sobre su origen hay dos versiones muy similares. Por un lado se dice que proviene del mariscal de Prusia Paul von Hindenburg (1847-1934), quien durante una revisión de tropa dijo: «Me falta echar en falta el botón de una guerrera (chaqueta del uniforme) para saber cómo es un soldado». A los oficiales que lo rodeaban les pareció una exageración y alguien cercano le dijo que eso no era suficiente para juzgar a alguien; él le contestó que, precisamente, las pequeñas faltas son las que nadie se molesta en descubrir, pero que esconden a quienes son proclives a cometer las grandes faltas. Quien falla en lo pequeño, falla en lo grande. Finalizando su alocución diciendo: “por eso, para muestra, basta un botón”.
En cambio, hay otros que afirman que esta expresión viene del mundo de los sastres, ya que debido al tiempo que pasan trabajando en cada prenda, y a sus ojos atentos al detalle, saben identificar una prenda en la que han trabajado solo viendo un botón de aquella. También tiene que ver con la costumbre habitual en las mercerías de fijar botones de muestra para facilitar el
botón que se está buscando.
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