Esta locución se usa para indicar que una situación es mala, peligrosa y que, además, es muy probable que empeore. Se trata de una circunstancia adversa, comprometida e inminente, llena de dificultades o desafíos que debemos enfrentar, siendo probable que nos veamos perjudicados, recibiendo algún que otro palo, ya sea de forma figurada o literal. Para lo cual habrá que estar preparados para lo que pueda venir.
Respecto a su origen, durante el apogeo del Siglo de Oro español, la expresión «pintar bastos» tenía un uso específico en el contexto de los juegos de cartas, como la brisca. En este juego, «pintar bastos» indicaba que la carta de bastos, uno de los palos de la baraja española, tenía una importancia dominante, lo que generalmente se consideraba un mal presagio para los jugadores. Esta asociación entre los bastos y la mala fortuna pronto se extendió más allá del juego, arraigándose en el lenguaje cotidiano., así que cuando “pintaban bastos”, la situación no era la más favorable.
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