Este modismo se utiliza para decir que se va a hacer todo lo que posible para conseguir el objetivo propuesto. A pesar de que se trata de una situación complicada en la que se requiere un esfuerzo desproporcionado (resaltándose la dificultad de la tarea) por lo que habrá que recurrir a todas las instancias necesarias para lograr un resultado positivo.
El origen de esta locución surge hacia el final de la Edad Media (a partir del siglo XV), aunque no se puede precisar un momento o hecho concreto en el que se comenzó a utilizar. Cuando una persona necesitaba tramitar/solicitar algún tipo de permiso debía seguir las diferentes instancias. La primera era al sacerdote de la parroquia a la que se pertenecía y si éste no podía solucionar se dirigía la petición al Obispado de la región, el siguiente paso el Arzobispado y así sucesivamente hasta la instancia superior que, en el caso de España, era en Santiago de Compostela. Si en la capital gallega no se conseguía lo deseado entonces era cuestión de dirigirse al estamento superior, que se encontraba en Roma. La comparativa de la expresión ‘Remover Roma con Santiago’ venía a expresar que se habían agotado todas las instancias posibles para conseguir un propósito. En sentido religioso, aquello que no pudiese ser resuelto en estas urbes, difícilmente se podría resolver ya. Por otro lado, la lejanía entre estas dos ciudades indicaba la distancia y el esfuerzo que suponía ir de una a otra con tal de conseguir lo que se ansía. De este contexto surge esta frase simbólica.
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