Este refrán indica que a cada uno le llega el tiempo de pagar o satisfacer sus faltas, todo se paga, tarde o temprano. Nadie queda impune pues, antes o después, quien ha obrado mal recibe su merecido como respuesta por los actos cometidos.
La frase se refiere a los cerdos, que viven felices, mientras sus dueños los ceban, hasta el día de la matanza. Desde hace muchos siglos se tenía el convencimiento de que la mejor fecha para realizar la matanza del cerdo era alrededor de la festividad de San Martín de Tours (11 de noviembre). La semana de San Martín, previa a la llegada de los días de más frío y las nevadas, era la elegida como perfecta para realizar el sacrificio del cerdo, además es el día de referencia para el fin del año agrícola y el comienzo del nuevo año agrícola, día en el que se dan por finalizados los contratos de arriendos; por ello, la llegada de San Martín significa el fin de un ciclo y el comienzo de otro. Aunque actualmente el sacrificio se retrasa hasta la llegada del frío, (ayuda a conservar la carne) ya más próximo a diciembre, por lo que no necesariamente coincide con esa época.
Así pues, como el cerdo era un animal concebido para el engorde y posterior matanza, de forma natural nació la expresión a todo cerdo le llega su San Martín.
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