Usamos esta expresión cuando nos referimos a una manifestación violenta en forma de alboroto, jaleo o trifulca social. Se utiliza tanto en pasado como constatación de una buena trifulca, “se armó la gorda”, como en forma de augurio cuando se prevé que ocurra en muy poco tiempo, “se va a armar la gorda”.
A mediados del siglo XIX España era una potencia en franca decadencia, había perdido la mayoría de sus territorios coloniales en América y el descontento en la población crecía sin pausa. “La Gorda” fue el nombre coloquial con la que un gran número de ciudadanos se refirió a los acontecimientos, que temían que ocurrirían, tras el alzamiento militar del general Prim como líder de los progresistas antiisabelinos a la cabeza y que condujo la revolución que se produjo en España contra la reina Isabel II durante el año 1868. Esta revolución fue llamada “La Septembrina” (se produjo entre el 19 y el 27 de septiembre de 1868) o “La Gloriosa”, propició el exilio de la reina Isabel II e inició la etapa conocida cómo ’Sexenio Democrático’. Este apelativo hacía una cruel y caricaturesca referencia a la enorme envergadura física de la monarca que fue depuesta. La expresión, desde aquellos años, mutó tanto su sentido que hoy refiere a cualquier tipo de problema más o menos grave, incluyendo a una guerra o a una simple trifulca familiar.
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