Se trata de una locución que hace referencia a equivocarse reiterada o frecuentemente. Indica que alguien no logra hacer algo correctamente, todo le sale mal. Bien porque está descentrado y no hace bien su trabajo o porque se equivoca en la manera en la que quiere hacer una actividad o es el resultado lo que es malo.
Respecto a su origen, es normal que se piense de inmediato en el fútbol, en el sentido de no acertar a dar bien con el pie a la bola/pelota. Pero resulta que esta frase hecha se refiere al juego de naipes conocido como “tresillo”. En el argot propio de este juego al jugador que comienza la partida se le llama "mano" y, por el contrario, el último en jugar es el “pie” o “postre”. En este contexto, la “bola” es una estrategia para dejar pasar apuestas bajas y tener la oportunidad de jugar otras mejores y lograr las más valiosas. Estas oportunidades se tienen al final del juego, o sea, las tiene el último jugador, el pie. Por eso era importante que el “pie” supiera jugar con inteligencia para capturarlas. Si el pie no da con la bola, se pierde el juego.
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