Este modismo se utiliza para señalar el hecho de que alguien está haciendo el vago y no rinde ni trabaja. Quizá se dé en una situación en que pillan a alguien haciendo el vago o sin colaborar en un trabajo compartido. En definitiva, lo usamos para describir a las personas vagas o perezosas que no les gusta esforzarse y que, probablemente, no han trabajado nunca en su vida.
Esta locución se originó en los tiempos en los que la mayoría de los barcos se movían gracias al trabajo de los remeros (la mayoría reos castigados en galeras) y surge de la acusación que se les hacía a aquellos remeros más holgazanes, que sólo fingían impulsar los remos, pero el remo ni siquiera llegaba a tocar el agua. Así esta expresión adquiere de este modo un sentido literal y se beneficiaban del trabajo del resto de los marineros. Aunque había ocasiones en que el remero debido al agotamiento, no podía seguir el ritmo que le marcaban, por lo que el remo (palo) no daba en el agua y, por tanto realizaba un trabajo inútil que no servía para nada.
Hay otra versión sobre su origen que dice que esta expresión es más reciente y se refiere a los remeros, pero de embarcaciones deportivas, en las que un número limitado de hombres deben remar al unísono en una competición y el hecho de que tan solo uno no lo haga al mismo ritmo provoca que todo vaya más lento y, por lo tanto, puedan perder la misma.
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