Esta locución se usa cuando queremos expresar que a veces no todo es fácil, ni bueno, ni ventajoso, sino que también hay cosas difíciles o trabas que impiden que podamos hacer las cosas con facilidad. Es decir, que algo no es como lo imaginábamos y que, en ciertas ocasiones, puede surgir alguna dificultad a la hora de conseguir un propósito y, por tanto, hay que estar preparado para enfrentar dificultades.
La analogía que presenta esta expresión procede de hace muchos siglos atrás y está basada en la antigua creencia de que el orégano proporcionaba prosperidad debido a que dicha planta aromática estaba considerada como algo de gran utilidad, ya no solo para aromatizar los guisos sino también para realizar ungüentos y pomadas a los que se les atribuían propiedades curativas. La etimología de esta palabra es griega y significa “planta que alegra el monte”. Lo cierto es que la planta del orégano crece muy fácilmente por toda la cuenca mediterránea y era habitual ver campos inmensos llenos de ella. Esa facilidad para acceder a la misma es lo que hizo que, con el tiempo, se utilizase la mención de esta planta aromática para indicar que en esta vida no todo es tan fácil de conseguir ni tiene tan fácil acceso.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada