Se utiliza la expresión cuando decimos que una persona habla más de la cuenta, discute y su enfado va cada vez a más o suelta muchos insultos seguidos y dice cosas que si las reflexionara no se atrevería a decirlas. En definitiva cuando alguien acaba perdiendo el control de lo que dice.
El origen del dicho proviene del mundo ecuestre. Cuando un caballo padece deshidratación se le calienta la boca y esto provoca que las riendas que sirven para dar las instrucciones, llamadas bocado (porque van colocadas justamente en la boca), se le desajusten y provoque que no haga caso a las órdenes que se le da, acabando desbocado y por lo tanto el jinete pierde todo control sobre el equino. De ahí que se diga que “se le ha calentado la boca”.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada